LA RADIO COMO SISTEMA DE COMPARTIR PASIONES

LOS 39 SONIDOS es un programa de radio que se escapa a las funciones tópicas de un espacio musical al uso. La idea es la de compartir sensaciones sónicas a través de un pequeño/gran club de apasionados por melodías creativas.
Combinando canciones del pasado con composiciones del presente, recuperando discos mágicos añejos y mezclando esos sonidos con algunos discos que surgen de ahora mismo y que nos dan a entender la necesitad de vibrar tanto con lo de antes como con lo que nos rodea, huyendo de las vulgares interpretaciones de las multinacionales, que corroen la creatividad.
Este es un programa de canciones, de buenas canciones, nuestras mejores amigas; pero también es un programa de gente que crea arte sónico, que hace discos eternos o, por lo menos, que son eternos durante un periodo que nos hace las cosas más dulces.
En fin, hablamos sobre sentimientos que provocan los decibelios, discos,canciones, discos y canciones.
LOS 39 SONIDOS se emiten cada lunes en directo, desde las 9 hasta las 12 de la noche y es grabado instantáneamente para ser colgado al día siguiente.
Pero, para degustar el programa en cualquier momento y desde cualquier lugar, lo mejor es ir a: http:los39sonidos.podomatic.com
Buen provecho!

domingo, 29 de septiembre de 2013

20 SENSACIONES SÓNICAS PARA ESTREMECERSE

Flat Earth Society – Waleeco (Fleetwood 1968)
Eran jóvenes, atrevidos e inquietantes. No era normal que un grupo provocara esas dosis de tensión a una edad tan precoz. Y así les fue; editando su LP en un sello microscópico, que no tuvo ninguna repercusión hasta que treinta años después se les descubre como un prototipo de grupo psicótico aderezado con guitarras fulminantes además de componer íntegramente el álbum (excepto una versión de Wilson Pickett que os dejará enloquecidos). Lo que son las cosas, ahora forman parte del mundo de culto sónico psicodélico. Lo merecían en su día. Alucinad con esto.

Keith – 98.6 / Ain't Gonna Lie (Mercury 1967)
Los verdaderos artífices del sunshine pop recalaron habitualmente en California, pero James Barry Keefer se movió siempre por su Philadelphia natal, aunque se recorrió todos los estados de América gracias a 1º/ su innato talento para cantar canciones con chispa y 2º/ el gancho de su imagen, un teenager para enganchar a las jóvenes generaciones de las high schools. Utilizó el nombre de Keith y grabó tres portentosos discos de ensoñación irresistiblemente melódica. Quizá su último disco recogía algunos acercamientos a la psicodelia, pero sus logros se concentraron en su primer disco, conteniendo un abanico de canciones de estribillos propulsados por cohetes que se dirigían directamente a nuestro corazón.

The Beau Brummels - Triangle (Warner Brothers 1967)
Después de sus dos primeros discos, en una onda cercana a los Byrds, aunque con ese toque de San Francisco, Ron Elliott y, especialmente, Sal Valentino, que era un converso al hippismo reinante, se acercaron a uin sonido más propio. "Triangle" fue su álbum más afinado, más ecléctico y más americano, bañado por creaciones cercanas al country y formidable en sus arreglos. Posteriormente, sal Valentino se largó para montar su propia banda de hippies combativos, pero dejó pequeñas píldoras de pop folk como las que adornan éste LP.

The Jazz Butcher – A Scandal In Bohemia (Glass 1984)
Los hay que pasan a la historia como francotiradores en un mundo al que no pertenecen, los hay que luchan contracorriente sabiendo que suelen tener la razón, los hay que se escapan a los monocordes catálogos del arte, los hay que provocan emociones a una minoría selecta (lo selecto siempre es de minorías), los hay que vislumbran un concepto distintivo y lo catapultan con talento a borbotones. Y también los hay perdedores, injustamente olvidados a pesar de ser genios en toda la dimensión de la palabra. En ese elenco de mentes preclaras esta Pat Fish, uy! quiero decir The Jazz Butcher, que para eso usó este gracioso nombre de guerra, porque lo que él hacía era guerrear contra un estilo vulgarizado a mediados de los 80. Herencia velvetiana, ritmos frenéticos y canciones que jamás, escuchad bien, JAMÁS se quedarán obsoletas. Elegir un sólo disco de Jazz Butcher es harto difícil, así que hoy opto por el camino fácil, su obra maestra (o una de tantas). Descubrirlo es una rendición que hay que asumir... y disfrutar.

Arthur Conley – Shake, Rattle & Roll (ATCO 1967)
Para celebrar el número 100 de nuestro listado de discos del día, nada mejor que un emblemático músico de deep soul, de la Atlantic, para más señas. Conley era uno de los pesos pesados del sello, sólo eclipsado por torpederos como Otis Redding o Aretha Franklin. Además fue tan honesto que se empleó a fondo con los pocos discos que publicó, combinando canciones propias con adaptaciones certeras de otros, apropiándose con brío de ellas y convirtiéndolas en creaciones distintivas. Cada uno de sus discos muestra el talento de un músico capaz de combinar tanto los medio tiempos como la energía desaforada. La versión que hace del clásico de Joe Turner es ejemplar. Si imagináis una mezcla entre Sam Cooke y Otis... ahí está Arthur Conley!!

Leon Russell – Carney (Shelter 1972)
Con su magistral voz nasal, Russell era uno de los músicos de sesión más reputados para las factorías de creadores de hits; como la de Phil Spector, sin ir más lejos. Huraño, taciturno y totalmente impregnado de la cultura sureña y pantanosa, formó una banda junto al fantástico Marc Benno y luego llevó una trayectoria en solitario que rondaba la perfección, con la ayuda de infinidad de amigos como George Harrison, Randy Newman, Dr. John o el mismísimo Bob Dylan. A pesar de que es un músico reconocido, he querido incluirlo en éste listado de discos porque álbumes como éste se acaban olvidado y son piezas pluscuamperfectas de rock americano con raíces.

The Cuff Links - Tracy (Decca 1969)
Quizá un poco tarde para editar un disco de sunshine pop, era el 69, año erótico cómo diría Gainsbourg, pero era la única forma de concebir la música que tenía un excelso compositor de joyas como era Paul Vance, singular componente de un grupo ficticio como eran The Archies. Allí estaba también el cantante de aquellos chicos de cómic, Ron Dante que, junto a Pat Rizzo, construyeron el embrión de una banda "real" como The Cuff Links, con canciones tremendas que podían solventar la crisis reinante para los grupos menos comprometidos con la causa hippie (no olvidemos que la psicodelia y otros sonidos más rudos imperaban entonces). Hicieron dos excitantes discos, pero su primer LP (este) era redondo e incluso ahora nos devuelve la sonrisa, que buena falta hace en estos tiempos tormentosos y poco civilizados.

The Standells - Why Pick On Me - Sometimes Good Guys Don't Wear White (Tower 1966)
Aunque eran unos chicos bien, hijos de ricos y con parentescos famosos en la industria cinematográfica, sabían dotar a sus canciones de la rabia suficiente para convertirse en uno de los grupos adalides del sonido Garage. Su imagen de rebeldes y proto mods americanos hacía el resto. Este fue su segundo LP, tras unos inicios en el sello Liberty, con un disco grabado en falso directo, como hacían sus colegas los Kingsmen. Ya en Tower, sacan a relucir sus fragancias aguerridas, sus guitarras afiladas y el nervio incandescente de canciones que pasarán a los anales de éste género. Oirlos es sucumbir a sus tentaciones.

Alphataurus - Alphataurus (Magma 1973)
Es incomprensible que Italia esté atravesando desde hace más de 20 años una sequía creativa tan lamentable. Nada en la música italiana se puede salvar desde mediados de los 70. Posiblemente la política devastadora de Berlusconi, en cuanto a cultura se refiere, ha hecho tanta mella como daño. Porque en Italia siempre ha habido un gran nivel en el rock, además interpretado en su idioma, que ya es atrevimiento. Los 60 fueron muy ye-yés, con Celentano, Rita Pavone, Dalida o Patty Pravo a la cabeza; pero el sonido progresivo fue sin duda el momento épico del rock transalpino. Eran bandas fantásticas, venían casi todos de coservatorio e incorporaban a sus influencias claras (KIng Crimson, Genesis, Yes, Gentle Giant, Caravan y toda la esencia Krautrock) una tesitura lírica muy mediterránea. Conclusión: grupos por doquier maravillosos, New Trolls, Celeste, P.F.M., Banco, I Pooh, Aquafragile, Alusa Falax, Le Orme.... y podría hacer una lista de más de 100 grupos realmente brillantes). De entre todos ellos me gustan especialmente Alpahtaurus, una formación de Milan que editó su único álbum con una portada prodigios desplegable en tríptico y con unas canciones que deambulaban entre la intersección del progresivo y la postrera psicodelia. Escuchar el disco entero, de golpe, provoca un estremecimiento catártico.

The Web – Fully Interlocking (Deram 1968)
Inclasificables donde los haya, esta formación de músicos interracial procedente de Inglaterra, comenzaron fundiendo la psicodelia con el soul y lo hicieron francamente bien. Su primer álbum es, precisamente, una amalgama de sonidos sorpresivos que aúnan estilos de forma notable. A partir de aquí se metieron de lleno en ambientes progresivos, pero nunca lograron la brillantez de éste LP, que crea adición, por cuanto las melodías son cristalinas, los arreglos son elegantes y el fondo final presenta un disco incluso atrevido. Aviso para navegantes: no busquéis este LP por menos de 75,00 €. Siempre os quedará el refugio del CD. Sorry!!

Bobby Womack & J.J. Johnson – Across 110th Street (United Artists Records 1972)
Tras su efímero paso por The Valentines, Bobby Womack llevó a cabo una impecable carrera en solitario como soulman implicado en la ideología de los Black Panthers, pero sin que se notase demasiado, por si las moscas. Como es evidente, participó en alguna banda sonora de blaxploitation, como ésta peli de serie B, con gansters, drogotas, colgados y demás escoria del ghetto. Compuesta a medias con J.J. Johnson, músico de sesión con bastante experiencia en el jazz, las músicas de esta banda sonora, junto con las letras salvajes sobre la inmundicia a la que se ha condenado a la raza negra, reflejan un sentimiento de impotencia, angustia y emoción absolutamente negra, con orgullo y altanería. Extrañamente, Tarantino volvió a emplear la canción estrella de éste film para otra de sus películas, Jackie Brown, cosa que no se suele hacer; pero es que la letra de ésta canción te pone los pelos de punta.

Jackie DeShannon – Are You Ready For This? (Imperial 1966)
En un mundo de hombres, hasta los grupos de mujeres estaban dirigidos por alguna factoría de gerencia masculina. Tenían su gracia esos grupos de chicas, pero ellas no controlaban nada, sólo ponían sus bonitas voces y sus curvas, para el deleite masculino, por cierto. Pero había algunas francotiradoras como esta portentosa mujer, cantante sensible, compositora incandescente y presencia imponente. Jackie se labró una pléyade de seguidores gracias al brío de sus canciones, al pop perfecto de sus melodías y a sus adaptaciones ricas en emotividad. Ella combinaba sus propias composiciones con las de otros, pero siempre imponiendo su personalidad. Qué grande era!! qué hermosa!! es imposible no adorarla. Me encantaría poner alguna de sus composiciones de este disco, pero no están en el Youtube ese, así que coloco una de las versiones que hace. No sé cuantas veces me he ido a la cama con ella.

The Amboy Dukes - The Amboy Dukes (Mainstream 1967)
Detroit fue conocida, además de por el imperio automovilístico, por ser una de las ciudades norteamericanas con más fiebre musical; allí se encontraba la sede de la Tamla Motown, por sólo poner un ejemplo preclaro. Pero también era una ciudad angustiosa, difícil y terriblemente dura, por eso existían músicos del calibre de Iggy Pop, con sus Stooges en los primeros años, pura tensión descontrolada; MC5, jugando a desestabilizar sistemas y electrizando al máximo sus melodías o Mitch Ryder, haciendo que el soul no sólo fuera una música de baile, sino que también extasiara y provocara. Y, como añadidura, estaban los Amboy Dukes, que no se encontraban exactamente en el punto de mira del sonido de aquella ciudad, pero que ilustraban la psicodelia a base de nervios. Con Ted Nugent al frente (que, desgraciadamente, acabó reclutado en el bando heavy tradicional, perdiendo la capacidad de sorpresa), hicieron tres notables Lp's, encabezados por éste, un primer disco abrasador y cáustico, como debía ser para la época. Casi perfecto.

Rick Nelson And The Stone Canyon Band – Garden Party (Decca 1972)
Siempre he tenido una debilidad especial por Ricky Nelson, el más completo rocker de los 50 y 60. El fue capaz de escaparse a los arquetipos que lo colocaban como una estrella con "pretty face" y compuso infinidad de canciones, giró por todo el mundo, creó su banda de country rock en los 70, fue actor de carácter y creyó en sí mismo coma nadie. Y eso que lo tuvo complicado, fue una TV star ya de niño, lo que no le permitió ser del todo libre para hacer lo que quería. Además tuvo mucho éxito con grandes canciones; pero lo suyo era recuperar el espíritu del country roquerizándolo y, de hecho, en muchos momentos se mueve en la misma onda que Neil Young de "Harvest". La Stone Canyon Band era un grupo espectacular, con discos que pasarán a los anales de la historia del sonido americana, como 30 años antes de la acuñación. Mi favorito era éste, un trabajo sólido con su voz embriagadora, las dualidades de guitarras y ese poso maravillosamente "southern". Además, se burló hasta de sí mismo en la canción que da título al disco y que es, sencillamente, una composición colosal, tierna y emocionante. Para mi, Rick era el más grande, el más grande.

Scott Wilk + The Walls – Scott Wilk + The Walls (Warner 1980)
A primera vista, la escucha de este disco te retrotrae a la primera época de Elvis Costello, pero con algo de sabor americano; mucho Power-Pop, vaya. Fracaso estrepitoso para un disco que está ahora alcanzando el respeto de la crítica, que no le hizo ni caso en su momento. Canciones con mucha chispa, estribillos que se adhieren a nuestras neuronas y energía propia de aquellos años nuevaoleros. Gran LP, simple y directo ¿para qué más?

The J. Geils Band – Hotline (Atlantic 1975)
Poco se puede argumentar sobre un grupo clave de la escena rock americana de mediados de los 70. Pero es injusto que la J.Geils Band haya permanecido como un grupo menor, una especie de Rolling Stones a lo USA, a pesar de que su numerosa cantidad de discos merezca un mayor reconocimiento. Pienso que algunos de sus álbumes están a la altura de lo mejor de Faces o de los Stones etapa Taylor, aunque con mayor dosis de herencia soul. Como es lógico, sus primeros tres discos apabullan, pero es en la etapa intermedia cuando logran una estabilidad entre las versiones de sus amados músicos de blues/soul y sus propias creaciones. Como caso claro, este séptimo Lp de su carrera, con una portada preciosa en la que parece que se descuelga el teléfono cuando abres la carpeta. Brutales!

Andromeda - Andromeda (RCA 1969)
Existía la creencia en el Reino Unido de que el paso siguiente, tras la experiencia Mod, debía ser la psicodelia. Craso error; muchos grupos abrazaron otras terminologías musicales sin pasar por el lado ácido. De hecho, muchas bandas se acercaron al Hard Rock o al progresivo como de soslayo. Ahí, en esa difícil situación artística, se encontró el grupo que manejaba un guitarrista virtuoso (aunque no excesivo) llamado John Du Cann, que jugaba con muchas ideas y se esmeraba en todas ellas, sin ser especialmente afín a el movimiento picotico del pop. Es francamente complicado situar a Andromeda en un contexto definido, pero sí se puede decir de ellos que eran originales, intensos y creaban canciones de largos desarrollos algunos años antes de que el sonido progresivo se apropiase de las mentes jóvenes británicas.

Nils Lofgren – Nils Lofgren (A&M 1975)
Después de finiquitar una de las bandas más interesantes de rock americano entre décadas, Grin, el exuberante guitarrista Nils Lofgren inició una carrera en solitario tan magistral como poco reconocida. Sus discos superaban a los de los músicos que le pedían que les acompañase como guitarra principal en sus giras (Bruce Springsteen o Neil Young, entre otros). Pero él seguía convencido de que tenía mucho que componer y mucho que interpretar sin tener que recurrir a una gran estrella como plataforma. Ignominiosamente siguió sin tener suerte y continuó haciendo discos que no vendían ni siquiera minimamente, a pesar de ser grandes álbumes, como éste, su primer LP, que contiene unos ejercicios de guitarra intensos y comedidos, porque nunca fue uno de esos instrumentistas aburridos al que le gustaban las florituras. Los siguientes discos fueron también geniales, "Cry Tough", "I Came To Dance"... pero no le sirvió de nada. Afortunadamente su cuenta bancaria incrementaba, ya que era un músico muy solicitado, pero siempre le quedará ese poso de amargura al saber que sus Lp's eran incombustibles y, sin embargo, se apagaron en el agua del olvido.

The Clique - The Clique (White Whale 1969)
Como tantos grupos de un sólo disco, vertieron su talento de golpe en el único momento en que pudieron. Con algunas versiones y varias composiciones propias, contaban con la presencia de un héroe de culto de la escena Garage, Gary Zeckley, y habían estado involucrados en el ambiente de los 13th Floor Elevators, pues procedían de la tejana Austin. Su amistad con el archifamoso, por entonces, Tommy James (de los Shondells) les hizo tener la posibilidad de grabar este trabajo recargado de arreglos y poder adaptar "Sugar On Sunday". Pero, sin duda, las mejores canciones fueron las compuestas ex profeso para el disco. Lástima que no tuvieron continuidad, aunque siempre es una alivio conservar un disco como álbum de culto.

Plastic Penny – Two Sides Of A Penny (Page One 1968)
Como tantos grupos de sabor británico, las composiciones de esta banda de vida efímera (sólo publicaron dos discos, éste fue el primero), eran odas a la melodía diáfana con psicodelia espolvoreada en pequeñas cantidades. Situados en la misma galaxia que los Who (también tenían algo Mod) y, lógicamente, los más floridos momentos de Beatles, creaban canciones hermosas y paladeables, en la onda de Honeybus, sin ir más lejos. Poco o nada más se puede decir de ellos, excepto que entraron en los charts ingleses con un par de canciones y que sus discos nunca se editaron en América.